Que vivimos en un mundo raro, extraño, difícil, complicado, incomprensible, injusto y hasta odioso lo reconozco y lo admito desde hace muchos años. Aún así, esto sirve para muchas reflexiones y pensamientos que darían para horas y horas de té y café.
Un mundo que…
Premia al vago y maleante y castiga al trabajador honrado
Defiende las libertades para luego estrujarlas hasta límites insospechados
Dice NO a la guerra pero fabrica, vende, trapichea y juega con armas
Está dirigido por ladrones de guante blanco, y no tan blanco
Dice proteger al débil pero en cuanto puede le margina y abandona a su suerte
Separa al diferente, ridiculiza, insulta, acosa y erradica…
Presume de solidaridad aunque no duda en borrarla del diccionario cuando le viene en gana
Daña el medio ambiente aún sabiendo que el futuro lo sufrirá y padecerá
Desecha miles de alimentos mientras hay millones de personas muriéndose de hambre
Divide los territorios en cruces alargadas, rectangulares, redondas, pequeñas o grandes
Genera duras enfermedades para posteriormente vender su cura a precios elevados
No valora el arte, salvo que le rodeen circunstancias especiales
Etiqueta según sexo, color, religión, política y/u orientación sexual
Es cómplice de asesinato, violación, tortura y maltrato
No están todos los que son, ni son todos los que están
Divide a la sociedad en izquierdas y derechas
Tiene partes enfrentadas constantemente
Roba al pobre para dárselo al rico
No valora el tiempo que se le concede
Manipula para conseguir sus intereses
No tiene la cultura como prioridad
Un día te ama y otro te odia
Hoy te conoce y mañana no
Hoy te habla y mañana no
No aprende de sus errores
Ningunea su historia
Nada es lo que parece
No tiene escrúpulos
Divide en blanco y negro
Rojo o azul
Es egoísta
Un mundo que… un mundo que da pena. Que nos ha tocado vivir y por el que tenemos que luchar pase lo que pase. Un mundo por el que merece la pena trabajar para cambiar todo lo anterior, o al menos para que no sea tan extremo. ¿No crees?